viernes, 4 de noviembre de 2011

De Origen Indígena


Son todas aquellas danzas y ritos en que se agradece a la madre naturaleza  por las cosechas y los frutos obtenidos. Se puede mencionar el baile de las Turas, el Tamunangue, la Chichamaya y los Diablos de Yare.



Turas: Se le llama Turas por los instrumentos utilizados (Frutos hechos con tallos de bambú o cráneos de venados). Se celebra en Falcón y Lara los días 23 y 24 de Septiembre, se hace en honor a la Virgen de las Mercedes. A través de esta fiesta se quiere dar gracias a Dios, a la Virgen y a la Naturaleza por las cosechas recibidas. En esta tradición los participantes se acercan al árbol de la basura donde deshojan caña de azúcar y mazorcas de maíz, luego las recogen y usan como simientes para la siguiente siembra.





Tamunangue: Se realiza en pueblos y ciudades del estado Lara el 13 de Junio, aunque la celebración se extiende durante todo el mes en honor a San Antonio. Los campesinos le ruegan para que los libre de enfermedades y les envíe lluvias y buenas cosechas. La música del Tamunangue se ejecuta con uno o más cuatros, cincos, maracas y un tambor, además, comprende una serie de bailes de siete danzas.








Chichamaya: con este nombre se designa al baile guajiro de la chicha, en el que al son de los toques de las casha (gran tambor de dos parches) las parejas bailan por turno. En esta danza la mujer le hace zancadilla al hombre para tratar de tumbarlo. Con esta tradición este grupo indígena da gracias a su Dios por proveer el maíz para hacer la chicha, uno de sus principales alimentos.



Diablos Danzantes de Yare:La festividad del Corpus Christi es una celebración conocida en Venezuela, popularmente, a través del ritual mágico-religioso de los Diablos Danzantes de Yare, que se celebra desde el siglo XVIII en San Francisco de Yare, estado Miranda.

La fraternidad de Diablos de este pequeño pueblo colonial es la más vieja del continente americano y tal vez la más organizada.

Lo más emocionante de la jornada es ver a los Diablos danzar al son del repique de la caja, un tambor típico. Bailan por las calles del pueblo para luego arrodillarse al unísono frente a la iglesia, permaneciendo postrados en señal de respeto al Santísimo mientras el sacerdote los bendice.

La mœsica y el baile continœan mientras los Diablos -quienes pagan una promesa religiosa al convertirse en demonios de rojas vestiduras y coloridas máscaras- visitan las casas de algunos Diablos difuntos. La celebración termina cuando al final de la tarde suenan las campanas de la iglesia y la hermandad se dispersa hasta el próximo año, cuando volverán a representar este rito donde el bien debe prevalecer sobre el mal.

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